miércoles, 30 de mayo de 2012

Elvira Lindo y el mejor libro del año

Cuenta Elvira Lindo en su "Lugares que no quiero compartir con nadie" que en Nueva York, sección gastronomía, se pasan el año declarando que tal hamburguesa, tal browning o tal tarta de queso son la mejor hamburguesa, el mejor browning, la mejor tarta de queso de la ciudad. Y que esta costumbre acaba contagiándose. Pues bien, como nosotros gozamos de un corazón cosmopolita aunque no salgamos de casa, vamos a adoptar ahora ese gusto neoyorquino y a pesar de que no es cosa de comer, vamos a declarar este libro de la Lindo el mejor libro del año, el mejor entre los que hemos leído -no pocos, somos el hombre de los tres libros en una sola tarde- y también el mejor sobre esa ciudad que nosotros conozcamos -y conocemos algunos que también nos han gustado muchísimo-.




Nos ha parecido un libro maravilloso, vivo, palpitante. Un poco dulce y un poco amargo al mismo tiempo, de una sinceridad pudorosa pero firme, gozosamente digresivo. Cuenta en él Elvira Lindo su vida en Nueva York, y compone con ella un argumento más apasionante que la más trepidante de las novelas, pues sabe contarnos sus peripecias cotidianas, no todas agradables ni glamurosas, con un encanto lleno de poesía y verdad.

Contra lo que podría pensarse, de este libro no se sale con el deseo de mudarse de inmediato a esa ciudad apabullante, yo al menos no, sino con un sentimiento de reconciliación con la que uno habita, con el propio barrio. Porque la ciudad que uno vive, sea cual sea esta, forma parte inseparable de nuestra biografía.

Sale uno de este libro, por tanto, lleno de agradecimiento hacia quien lo ha escrito y, tras cerrar su última página con ese sentimiento de orfandad que solo dejan unos pocos libros, lo colocamos en la estantería como quien se despide de un ser muy querido, con un movimiento en todo semejante a una caricia.







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