martes, 1 de mayo de 2012

Los aforismos de Ramón Eder

Los aforismos son peligrosísimos. Algunos lo mismo que dicen una cosa, podrían decir la contraria, como calcetines que nos pusiésemos del revés; otros resultan ininteligibles; y en muchos de ellos, la distancia entre el tópico y la idea brillante, entre la banalidad y lo poético, entre el pensamiento pueril y el hallazgo, parece a menudo muy pequeña. En consecuencia, se trata de un género de riesgo. Por eso  nos da tanta alegría habernos encontrado con un libro como este, La vida ondulante, de Ramón Eder, en el que esos peligros se sortean con naturalidad y magníficamente.

Es un libro muy pequeño, que cabe en la palma de la mano. Pero es profundo como un pozo del que siempre podemos sacar un agua clara y consoladora. Lo hemos llevado con nosotros muchas tardes por ahí, y lo hemos abierto por cualquiera de sus páginas, y en cada una de esas ocasiones, nos iluminó o dio alegría.

Dejo aquí algunas muestras:

"Leer es dejarse de tonterías".

"Los libros cuando son malos son muy caros, y cuando son buenos son una ganga".

"Cada vez que miramos el reloj perdemos un segundo de vida".

"La desdicha, más que con lo que nos acontece, tiene que ver con la manera de afrontarlo".

"Cuando se va la luz en casa, volvemos al siglo XIX".

"Dormir bien es tener solucionado un tercio de la vida".

"Acariciar purifica las manos".

"Todo está dicho, pero hay que volver a decirlo en la jerga de nuestra época".

"No sé si Dios existe, pero lo cierto es que insiste".

"La realidad no existe, pero no hay salvación, es como si existiera".

"Muchas veces he intentado echar raíces, pero siempre me lo han impedido las alas".

"Sonreír es vencer la ley de la gravedad".

"Reina en la vida un encanto inexplicable".




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