viernes, 4 de mayo de 2012

El gafe

Defiende nuestra amiga T. que José Luis Perales es gafe. Hasta tal punto está convencida de ello, que si pronuncias su nombre se altera mucho, busca algo de madera que tocar y te conmina a no volver a decirlo   en voz alta jamás. Como si se tratase del malvado Voldemort, ya saben, el de Harry Potter, al que todos llaman El-que-tú-ya-sabes o El-que-no-debe-ser-nombrado.

De todas maneras maneja nuestra amiga T. algunos argumentos para considerar a ese dulce cantautor un cenizo evidente y cierto. Cuenta que un día, cenando en un restaurante -T. sale mucho a cenar por ahí, y también a comer-, sonaba por el hilo musical uno de los discos de ese trovador conquense. Entonces, le solicitaron al camarero que les atendía que por favor cambiasen de música. Al parecer el hombre no puso pega alguna, pero, curioso, les preguntó el motivo de su petición:

-¿No les gusta José Luis Perales?- inquirió.

Tocando la mesa con desesperación, T. le dio la explicación:

-No se trata de eso. Es que es gafe.

El camarero se quedó unos segundos pensativo...

-Pues la verdad es que a mí siempre me ha gustado mucho y..., me ha ido tan mal en la vida...- y con la servilleta tristemente caída sobre el hombro, se marchó cabizbajo hacia la cocina.

El segundo argumento es otra conversación casual. Con la jefa de departamento del instituto.

-¿Por qué decís que J.L.P. -así se refiere T. a él- es gafe? Eso es una gran tontería.

Le relató T. entonces la historia del camarero desgraciado.

-Pues J.L.P. fue novio de una amiga mía...

-¿Y cómo le ha ido a esa amiga tuya?

-Pues..., la verdad es que hace años tuvo un accidente grave... Pero se recuperó... No se mató... Sólo se destrozó la cara...

Para que quieres más. T. dio un golpe en la mesa, pero no para ahuyentar el mal fario, sino para reafirmar esa idea suya y ahora, si está presente, no se le puede nombrar a ese cantante.

Bueno, a veces sí lo hacemos, para verla saltar en la silla y agarrarse a la mesa.

-El otro día hablaron en el telediario de J.L.P.(y lo pronunciamos con todas las letras)..., va a sacar disco...

-¡No lo nombres! -grita entonces T. sujetándose al filo de la mesa como si estuviésemos en mitad de un terremoto.

Hoy le he enseñado el siguiente vídeo, a pesar de su final un poco grueso, por lo que ahora se verá. Es como una terapia, para ver si se va curando de ese temor irracional  a tan dulce e inocente cantor...





1 comentario:

  1. Jajajajajaja, qué risa.
    Esa historia la conozco yo. Es que parece que la estoy viendo, agarrada a la mesa del departamento y voceando. La próxima vez que la vea, yo también se lo recordaré.

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