viernes, 4 de noviembre de 2011

Concentración, manifestación, huelga y chaparrón

Estábamos frente al edificio de la Delegación -un rascacielos muy feo- pitando sin parar con grave riesgo de volvernos sordos completos... Llevábamos allí una hora. El cielo, gris y plomizo, amenazaba lluvia y habían caído ya algunas gotas, aunque pocas e inconstantes... Pero de pronto comenzó el diluvio universal.... Si no llega a ser porque se veía cómo el aguacero caía por todas partes, habría parecido que nos estabn tirando calderos desde las ventanas de ese rascacielos...

Alguien dijo, por eso de ponerle al mal tiempo buena cara, que seguramente era, esa lluvia huracanada, responsabilidad de la presidenta, que habría obligado a los servicios de meteorología regionales a desatar ese temporal para dispersarnos del mismo modo que en otras ocasiones semejantes envían a los antidisturbios, a limpiar las calles y restaurar el orden y la paz... La mayoría reímos el chiste educadamente mientras buscábamos un lugar donde resguardarnos. Sin embargo, una muchacha comentó muy seria que con esas cosas del tiempo no se debía bromear, pues son señales y avisos muy serios que deben tenerse siempre en cuenta.

 -Puede que Dios no quiera que nos manifestemos y nos pongamos en huelga, y ha sido este chaparrón su modo de comunicárnoslo...

La miramos asombrados. Aunque habíamos escuchado todos excusas bien peregrinas para no adherirse a este paro, esta resultaba, sin duda, la más prodigiosa. Era una muchacha menuda y muy pálida, que miraba hacia el cielo de un modo penetrante y sagaz. Sin paraguas y con la capucha de su chaquetón caída, aceptaba la cantidad de agua que le estaba cayendo encima como un mártir el sacrificio.

-Yo no vuelvo a hacer huelga-comentó con trémula voz sin quitar sus ojos de lo alto.

-¿Cómo que no?-le respondieron los que la rodeaban. Y al mismo tiempo que la cogían por los brazos tratando de llevarla bajo techo, intentaban también sacarla de aquel trance místico y absurdo.

-Pero bueno, Llanos, no te das cuenta de que si Dios no viese con buenos ojos estas manifestaciones habría mandado esta tormenta mucho antes, justo al comienzo, y nos habría desarbolado como a la Armada Invencible...

-Lo que ocurre -trató de ayudar otro- es que ya debe andar Dios muy mayor, y tanto pito, bocina y silbato, le habrán terminado por molestar, a pesar de lo sordo que parece a veces. Y habrá pensado que con una hora ya estaba bien, y por eso nos ha aventado a todos.

Pero Llanos, completamente empapada y con los ojos blancos, insistía: "No, Señor, jamás volveré a hacer una huelga".

Por la tarde volvimos a la calle -ya sin lluvia-, al Altozano... Nuestra amiga J. nos llamó desde la comisaría, que es policía municipal, a preguntarnos dónde iba a ser, que andaban un poco despistados con la información que habían recibido, y si sería concentración o manifestación. Como es una buena amiga, le contestamos puntualmente, y resolvimos todas sus dudas.

No pudimos estar mucho tiempo porque P. todavía tenía algunos deberes que terminar, y estudiar para un examen de matemáticas, de manera que cada poco nos tiraba de la manga y nos recordaba esas obligaciones y, también, que se estaba aburriendo. Solo se animó un poco cuando nuestro amigo E. le pidió que lanzase unas consignas por el megáfono. Era un megáfono muy moderno, que te grababa antes, y luego, con darle únicamente a un botón, reproducía cuantas veces quisieses los pareados y clopillas que le hubieses dictado...

Y yo, mientras tanto, no dejaba de buscar por ver si descubría a la mística muchacha de la mañana, para comprobar si le habían salido ya las llagas. Pero no la vi.




2 comentarios:

  1. ¿Qué hace Dios sentado, ahí arriba?
    haciendo trampas al barajar.
    Las buenas cartas fueron repartidas
    y él, ha perdido antes de jugar.

    ResponderEliminar
  2. Para lluvia la que ha caído aquí, en Alicante. Menos mal que decían que en esta provincia mediterránea nunca llueve, y llevamos ya dos semanas pasadas por agua.
    Para colmo, hoy tocaba excursión de Geología. No la han suspendido porque el autobús ya estaba pagado y la Universidad no se puede permitir pérdidas de dinero -es más, nos han subido a todos los estudiantes el precio de la matrícula, así, inesperadamente y sin explicación alguna-.
    Así que allá que nos fuimos, al campo, en mitad de ninguna parte, a buscar yesos y halitas, mientras nos calábamos hasta la médula y nos hundíamos en inmensos barrizales.

    Respecto a la hipótesis de la lluvia enviada por Dios, me parece una gran tontería.
    El sábado, 20 de agosto de 2011, me encontraba yo en el sector F5 del aeródromo de Cuatro Vientos, celebrando las Jornadas Mundiales de la Juventud y observando impotente el diluvio universal que se nos vino encima: frío, lluvia, rayos y truenos ¡y hasta un pequeño huracán! Pero ¿cómo iba a pensar yo, pobre de mí, que todo aquello nos lo envió Dios porque no estaba de acuerdo con nuestra forma de "manifestarnos"? ¡Qué bobada!

    Por cierto, muy graciosa la canción.

    Saludos.

    ResponderEliminar