lunes, 14 de noviembre de 2011

La envidia

Todos los envidiosos son idealistas. Envidian esto o aquello porque lo creen mucho mejor de lo que realmente es. Sin embargo, como no están en el secreto,  les falta imaginación para vislumbrarlo, o bien se niegan a verlo, pues envidian...



Esto lo sé porque, como Unamuno cuando escribió su Abel Sánchez, lo ha vivido uno en carne propia. Me explico.

Yo he sido siempre muy envidioso de los libreros. Me parecía el colmo de la gloria pasarse el día rodeado de libros, recibir las novedades editoriales antes de que saliesen a la venta, poder leer todos los libros que uno quisiera, tratar con los clientes, lectores como uno, solitarios como uno...



Pues bien, mi amiga A., que viene a ser como nuestra librera personal, me ha ido, a lo largo de todos estos años, desengañando.

Lo primero y principal, un librero tiene muy poco tiempo para leer, ya que se pasa todo el día en su comercio y, si un día llega a tenerlo mucho, mal asunto, pues será porque apenas entren clientes, y dejará de ser librero en muy breve tiempo.

Después, cuando leen, no leen lo que más les gusta, sino aquello que se supone va a ser lo preferido por el   público, para poder así darles el consejo. A saber, best-sellers y otros títulos inclasificables -biografías de políticos, recetarios gastronómicos o para conseguir el éxito en esta o aquella actividad, textos firmados por algún famoso de la televisión...-, algunos de los cuales son ciertamente entretenidos, pero la mayoría no.

Los clientes no suelen tener los mismos gustos de uno. Incluso piden libros de derecho o medicina u otras materias por el estilo, y uno debe conocer esos títulos, y otro porción de asuntos bien aburridos...

Y, por último, hay que tratar con las editoriales, hacer pedidos, albaranes, facturas, colocar precios, elaborar catálogos, arreglar los escaparates...

En fin, que uno, después de esas conversaciones, ya no envidia en absoluto a los libreros. Los hemos cambiado por los bibliotecarios...  Hasta que conozcamos a alguno y comience a hablarnos de sus desdichas y de la Clasificación Decimal Universal...


1 comentario:

  1. No tendrá que ver, pero me has hecho acordarme, con el comentario final y la foto elegida, de don José, el personaje o personajillo de Todos los nombres, una novelita de Saramago que me gustó mucho en su día, pero que me producía cierta desazón.

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