martes, 29 de noviembre de 2011

Ténebre

El fin de semana anterior me lo pasé corrigiendo unos exámenes de 2º de Bachillerato, lo que antes se llamaba COU.

Este año tengo un curso de muchachos encantadores, sonrientes, amables, educados. Esto, que con la edad que tienen estos chavalotes debería ser moneda corriente, de un tiempo a esta parte se ha vuelto difícil de encontrar.

Últimamente lo normal es que el alumno de bachillerato sea un poco cazurro, bastante desinteresado, muy poco trabajador y mantenga ciertas actitudes absurdas y pueriles... Esos comportamientos, en un chiquillo de 1º de la ESO, uno los puede entender, y tratar de corregirlos con dulzura y compresión. Pero a unos mozarrones de 18 años nos entran ganas de mandarlos a la mierda...

Afortunadamente, este curso la gente que me ha tocado es, lo repito, encantadora. Hubo momentos en los que fantaseé con la idea de que iban a aprobar todos...  Yo a la mínima me dejo llevar por el idealismo y las imaginaciones más optimistas... Sin embargo, son ya muchos años en este oficio y algo me decía que a lo peor no iba a ser así, que iba a ser como siempre... Efectivamente, el examen ha sido un desastre. Han aprobado, de 24, cinco...

He tenido que leer cosas prodigiosas, como por ejemplo que fue un tal Martínez, y no Moratín, como se creía hasta ahora, quien escribió El sí de las niñas; que la conocida  fábula se titula La cigala y la hormiga; que Bécquer era un gran novelista... Bien es verdad que no me he encontrado con nada comparable a aquel alumno que subió a los altares a un personaje universal, canonizándolo, y como sigue lo escribió: "San Chopanza".

Pero de entre todo ese erial, me encuentro de pronto con una flor inesperada y llena de hermosura: la palabra ténebre, que una muchacha me escribe en lugar de tenebroso. Aunque se trata una palabra que no existe en español, merecería que le hiciéramos un hueco y la recogiésemos como hacían los conventos con los expósitos... La tienen los italianos, con el significado de tinieblas... A esa muchacha ya le he dicho que si en cada examen hace un descubrimiento semejante, aunque sus notas sean insuficientes, yo la apruebo... "Oscura y ténebre se presentaba la noche...." No me digan que no suena precioso... Le he pedido permiso para usarla, y este mismo jueves, en el artículo del periódico, la voy a sacar a escena.



P.D. Hace tan solo unos minutos he recibido un correo de mi amigo, colega, compañero y tocayo E. G., en el que me recordaba unas páginas de "Los cuadernos de la Romana", de Torrente: "Dispongo de tiempo suficiente. Como confío en que, en el Instituto en que voy a enseñar, no se lleven las cosas muy al pie de la letra, despacharé mi obligación con las catorce horas lectivas que la legislación me exige"(p. 8).
"15 de octubre. Primer día de clase. Todavía no tengo una impresión, ni buena ni mala" (p.20).
Y encima tendría unos alumnos estudiosísimos, aplicados y serios, que le escucharían con devoción y le sacarían unas notas excelentes en los exámenes. Los tiempos, qué duda cabe, mudan y se trastocan.

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