jueves, 24 de noviembre de 2011

Iñaki Uriarte II

Cuando me enteré de que habían publicado el nuevo tomo de los diarios de Iñaqui Uriarte, corrí a la librería a por él. Como no lo tenían, lo dejé encargado.

El mismo día que me avisaron de su llegada, publicaba Trapiello en su blog una entrada curiosísima en la que abría un hueco en su bitácora a las palabras de su mujer, que le hace una crítica contundente al libro. En realidad, más que una crítica se trata de una enmienda a la totalidad...

A mí el primer volumen de esos diarios me gustó bastante, y creo que lo vinimos a contar aquí, pero como soy un hombre sin personalidad, los defectos que le señalaba la mujer de Trapiello me hicieron dudar y mantenerme un par de semanas sin acercarme al libro. 

La crítica es un correo electrónico que le manda su mujer a Trapiello estando los dos en casa, porque al parecer es una casa con un pasillo muy largo y a veces se comunican así, para evitar darse voces. No es un texto breve. Y está muy bien escrito. Y las cosas que le reprocha al libro de Uriarte seguramente son razonables: que es un libro sordo, que el autor compone una figura antipática y engreída, que se toma a Montaigne como una hacienda familiar en usufructo, que es literatura de balneario,etc.

Sin embargo, a mí ese asiento del blog de Trapiello me dejó muy mal sabor de boca. No sé, mientras pensaba en ello no dejaba de imaginarme al pobre de Uriarte cuando leyese esas cosas, y me parecía que era un buen bofetón que Trapiello le propinaba por mano de su mujer, y que no había ninguna necesidad de hacer tal cosa, y menos delante de todo el mundo.

Y en segundo lugar, una vez leído este segundo volumen, pienso que esa crítica, por muy bien fundada que esté, no le hace justicia a un libro que parece no pretender nada más que hacer pasar un buen rato, en primer lugar a su autor al escribirlo, y después a unos lectores que ya saben que no se van a encontrar en él la solución a las grandes cuestiones de nuestro tiempo. Un rato como de balneario, efectivamente.

Es legítimo que  a la mujer de Trapiello no le guste este libro, y una vez leídas sus reservas, se comprende perfectamente. Ahora, sacarlo ahí, en el blog, como bajo palio, a mí no me ha parecido un buen gesto.

Mira que le profesamos una admiración enorme al señor Trapiello, y que sus libros nos gustan como pocos otros, pero esto que ha hecho -como eso de retratarse en tercera persona en algunos de los asientos de su bitácora, hermosísma casi siempre, por cierto- no nos ha gustado nada.




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