viernes, 13 de mayo de 2011

Presente, pasado y futuro

Desde hace unos días, los vecinos en el ascensor y los compañeros en los servicios o los pasillos no dejan de abordarnos con la próxima rebaja salarial, que al parecer es inminente. Los primeros, no afectándoles, lo comentan como quien habla del tiempo que hace, y los del gremio con gran pesadumbre, fúnebres, fatalistas. Así que, con tanta insistencia, le obligan a uno a reflexionar y nos salen cosas como la que sigue:
Vive el presente, dicen las gentes sabias, y es verdad que a veces es muy hermosa esa conciencia de estar viviendo un momento feliz; pero es esta una sensación rara, que se logra en muy escasas ocasiones. Lo normal es que el presente se nos ofrezca siempre en estado líquido, yéndosenos de las manos a cada segundo. Lo tenemos entre nosotros, y sin apenas tiempo para nada, ya se ha convertido en pasado, perdiéndose por las alcantarillas y sumideros o, en algunos casos, solidificándose en forma de recuerdo. De modo que el pasado, al menos lo que nos queda de él, aquello que la alquitara de la memoria destila, acaba por fosilizarse pasando así  del estado líquido al sólido. Sin embargo, el futuro, en el que tanto tiempo vivimos soñadores e imaginativos, es, y de eso no hay duda alguna, gaseoso y muy volátil. Como nuestros sueldos.

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