miércoles, 11 de mayo de 2011

Carteles electorales

Han colocado, en una esquina cerca de casa, varios carteles electorales. Y cuando aún no ha pasado ni una semana desde que los pegasen en esa pared, alguien ha decidido mejorarlos. Son cambios muy leves, que solo se aprecian cuando se pasa a su lado, realizados con un rotulador azul de punta fina.



Son infantiles y muy cómicos: bigotes decimonónicos, con las guías alzadas y en rizo, mellas en los dientes, cejas circunflejas y muy pobladas y bocadillos donde los candidatos declaran ser los más guapos. Los humanizan tanto que casi dan ganas de votarles. Son, así, mucho más bonitos que los otros.



También han colocado, a su lado, unos carteles de una próxima feria agrícola donde se ve la imagen de una gran oveja muy lanuda. Sobre esto, sin embargo, ya no voy a hacer ningún comentario.

1 comentario:

  1. Lo cierto es que lo de colocar carteles electorales resulta una gran pérdida de dinero. Además, afean la ciudad. Sin ir más lejos, este martes, a la vuelta del instituto, mientras los payos y gitanos recogían los puestos del mercado, me di cuenta de que el suelo del recinto ferial estaba prácticamente empapelado con el rostro de la actual alcaldesa. Volví a casa contrariada.

    Respecto a Expovicaman, solo puedo decir que mi asistencia está asegurada.

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