lunes, 12 de septiembre de 2011

Ardisana (V)

Avilés. Parque de Ferrera. Es un lugar precioso. Arces, acacias japonesas, robles, nogales, tejos, castaños de indias, y falsos plátanos (a lo que se ve también en el mundo vegetal hay impostores)…



Se trata de un parque inglés, con grandes zonas de césped suavísimo y brillante (dan ganas de pasarle la  mano por encima, y acariciarlo como a un animal doméstico)…

Palabras gloriosas que salen en la conversación de sobremesa: parabién, damajuana





En el Niemeyer, por la tarde. De esta clase de arquitectura moderna se pueden decir muchas cosas, todas muy ingeniosas. Por eso mejor no decir nada.

Tan solo traeremos hasta aquí lo que un niño, detrás de nosotros, exclamó: “¡Papá! Parece un huevo frito"…




Paseo hasta el cementerio… Curioseamos un rato entre los nichos... Al parecer, antes subían a los muertos a hombros hasta este alto junto a la ermita, y los traían de todos los alrededores, de Mestas, Ríocaliente, hasta de El Allende acercaban a algunos...


Recibimos, tras la cena, la visita de los dueños de la casa. Venían a traernos el presente de unas botellas de sidra que ellos mismos elaboran… Larga conversación sobre los tiempos de antaño…

Como los habían invitado, esta tarde, después de venir de la playa, se fueron los chiquillos a ver cómo ordeñaban sus vacas los dueños… Les dieron también una vuelta en el tractor y volvieron, felices, con una garrafa de leche recién ordeñada…

El viejo paseante, acompañado, dos pasos por detrás, de un perro cojo de la mano izquierda… Pasa cada día, unos minutos después de La Estrella de Castilla...
Las montañas pensativas. Jirones de nubes que parecen brotar del valle, como si fuesen sus pensamientos, o algo se estuviese cocinando, lentamente, dentro de ellas…



Los manzanos con las mejillas ruborizadas, llenas de arrebol…

Ayer, las montañas se recortaban nítidas sobre el cielo espléndido y sin embargo hoy todo lo velan unas nubes bajas y pensativas, y cae una lluvia mansa y delicada… Es como si el paisaje, al sentir él también el momento de la partida, se pusiese, como todos nosotros, melancólico, lánguido, triste…

Recogiendo la casa minutos antes marcharnos, en el tapón de plástico de una botella que había quedado en el jardín, encontramos tres gotas de rocío. Redondas y puras, como dos lágrimas. Durarán lo que estas dos semanas aquí, un suspiro…




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