lunes, 19 de septiembre de 2011

Londres (IV)

Tercer día

Tres horas en el Museo Natural… Dinosaurios, mamíferos, pájaros, peces, insectos…; también volcanes, terremotos (terremotos, sí, una réplica muy lograda del de Kobe de 1995),… Un fabuloso gabinete de maravillas dentro de un edifico con las hechuras y la solemnidad de una catedral… La sala central es como de novela de Wells o Conan Doyle… La estatua blanca de Darwin recibe impertérrita a los entusiastas visitantes…





Luego subimos por Exhibition Road  para que P. viese el edificio de la Sociedad Geográfica, con las estatuas de Livingstone o Shackleton en unas hornacinas… Pasamos al lado de la calle en la que vivió Enric González su corresponsalía en esta ciudad, Prince´s Gate Mews. Lo más bonito de ese barrio, señorial y rico, repleto de embajadas, son estos “mews”, antiguas caballerizas convertidas en viviendas… Me habría gustado acercarme hasta el número 10, por curiosear un poco, pero íbamos ya algo cansados y hambrientos... ("Nuestra vivienda había formado parte de las cuadras del Victoria & Albert Museun, y producía una curiosa sensación saber que al otro lado de la pared se almacenaban riquezas fabulosas; la sensación era un poco menos gratificante cuando, alguna madrugada, los empleados del museo trasladaban tronos chinos, telares quechúas o cualquier otro artilugio maravillosos, pero los ruidos ocasionales no eran nada comparados con las ventajas del lugar. La calle, adoquinada, era un apacible cul de sac flanqueado de fachadas multicolores -rosa, crema (la nuestra), blanco, azul pálido-, hiedras y flores..."). Muy cerca de ese lugar está  la pequeña Holanda, repletas de estos mews, calles diminutas, la mayoría callejones sin salida, de casas bajas y de colores, silenciosas y vacías… Paseando por ellas en busca de un lugar para comer, nos cruzamos con la pergrina estampa de un cura que llevaba de la correa un elegantísimo  galgo...

Entramos a comer en un pub, ya se sabe, moqueta, oscuras maderas, inumerables grifos de cerveza y en la tele un partido de criquet, a lo que se ve de cierta importancia: Inglaterra-India. Mientras comíamos miraba de vez en cuando al televisor pensando en lo incomprensible de un deporte cuyos partidos pueden prolongarse más de un día… De pronto vi cómo paraban el partido, a causa de la lluvia, y miré temeroso hacia la calle. Efectivamente, llovía con ganas…Teníamos Hyde Park allí mismo, y el plan de pasar la sobremesa tumbados en él, pero así  era imposible… Lo cambiamos por Harrod´s, que también estaba muy cerca. Son dos lugares muy distintos, pero en ambos se pueden contemplar muchas cosas…
Había tanta gente o más que en el museo… El espectáculo humano era impresionante. De unos almacenes así yo no sé qué se puede decir: Sala Egipcia, Rooms Luxory, y unos precios de risa por lo descabellados... Donde más aglomeración había era en la sección de alimentación…

Se caminaba con dificultad por allí, entre pirámides de todo tipo de golosinas… La gente hacía cola con paquetes muy pequeños, por los que pagaban unos precios absurdos pero asequibles (¿quién no puede pagar seis libras por un paquetito de media docena de galletas?). Lo demás, las ostras, el caviar, las carnes y los embutidos,  todo eso no lo compraba nadie, pero es lo que atrae a la gente y la pasma…
En la de libros, que vimos después, apenas había nadie. La tienen en lo más alto, diríamos en el gallinero, junto a los servicios, que, como la gente no suele llegar hasta allí, estaban muy limpios…
Cuando escampó nos fuimos para Piccadilly, a ver una exposición de fotógrafos húngaros (esto para sacudirnos lo de Harrod´s)… Llegamos cuando faltaba media hora para cerrar y una gobernanta nos dijo que nanay, y J.Á. nos comentó que de todas formas no deberíamos haber ido porque costaba la broma diez libras y no consentiría él que nos fuésemos a gastar semejanta fortuna solo por darle el gusto… Estuvimos un ratito sentados en el patio, al lado de la asociación de químicos. Se les veía trabajar por la ventana y lamentaba uno no tener esa especialidad, y no poder estar, por ello, junto a aquellos señores, en un edificio tan bonito… Luego siguó lloviendo…

De vuelta en el metro, un vagón se estropeó y tuvimos que ir hasta Notting Hill y desde allí bajar por Kesington Church Street. Fue un descenso a tumba abierta porque A. iba bastante apurada. No había ni un bar, ni una taberna o un pub por ningún lado, solo tiendas finas y restaurtantes caros. De todas formas, nos pareció una calle preciosa, de esas en las que fantaseamos vivir… Al final, viendo la palidez de su rostro, empujamos a A. a uno de esos restaurantes exclusivos. “Tú di toilette con esa cara que llevas y ya verás cómo no te ponen ninguna pega… No se arriesgarán a que les montes un pequeño escándalo en su puerta…” Así fue, la dejaron pasar con grandes cortesías y salió aliviadísima… Al llegar a St. Mary Abbot Church las campanas redoblaban felices… Y en la esquina del hotel, la señora del perrito a la puerta del Nero…



Final

Paseo breve por el barrio para gastarnos las pocas  libras que nos han quedado antes de salir para el aeropuerto…
En el coche, el mismo tour de la llegada, pero al revés… Yo les contaba todas esas cosas leídas a E.G. pero todos miraban distraídos por las ventanillas del coche, melancólicos y fatigados. Lucía un sol espléndido… Por Hyde Park, paseaba la gente tan campante…
En el aeropuerto todo rápido y fluido, hasta los cacheos a A. y a mí, por unas monedas distraídas que llevábamos en los bolsillos. J.Á., con esas pintas que se lleva, pasó todos los controles como si tal cosa…

En Santander, nublado y tristón, recogimos el coche y emprendimos el largo viaje hacia el sur… Riaño, Aguilar de Campoo, Burgos, Aranda, Lerma, Somosierra, Madrid papal y nocturno… Camino a Albacete una luna como de atrezzo nos guiñaba el ojo todo el rato… Ya muy cerca de casa, los molinos de viento parecían lentos malabaristas bajo la luz de esa luna de teatro…


2 comentarios:

  1. Qué gusto me da ver esas imágenes y leer tus palabras sobre Londres, una ciudad maravillosa, sin duda.
    Respecto a lo de los químicos... discrepo; a mí me da más envidia tu profesión.
    Y por lo de "Madrid papal", unos recuerdos increíbles.

    Saludos desde Alacant.

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  2. Gracias, Rocío. Supongo que por Alicante todo fenomenal. Por cierto, si las cosas no cambian, y dado el caos de este comienzo de curso bien podrían hacerlo, le voya a dar clase a tu hermanico... Tiene toda la pinta de un chico muy formal y aplicado...

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