miércoles, 25 de enero de 2012

El bar

Ayer salimos a dar un paseo por el barrio. Ya de vuelta a casa entramos a un bar, el Cervantes, al que no habíamos pasado nunca. Según algunos amigos, sirven allí unos arroces deliciosos, y las tapas están todas para chuparse los dedos. No sé. Ayer, el ambiente era desangelado, con dos o tres mesas ocupadas por gentes de aspecto muy triste, y tres hombres que hablaban a voces acodados en la barra. Nosotros nos pusimos en un extremo, que tan solo íbamos a tomar una caña antes de volver a casa. En el televisor, sin voz, estaban pasando el partido de la semana pasada entre el Madrid y el Barça.

Como hablaban tan alto aquellos tres hombres, nos estábamos enterando de todo lo que se decían, nosotros y la parroquia entera. P. no  porque estaba absorto en el partido y no dejaba de hacerme preguntas: "¿Cuándo va a marcar el primer gol el Barcelona? ¿Quién lo va a meter?" Yo, mirando también hacia el televisor, le iba contestando: "Mira, ahora va a ser, en este córner. Lo mete Pujol, mira, ahora..." Y efectivamente, otra vez el bravo capitán azulgrana se lanzaba en plancha y se cobraba el primer gol de su equipo. Sin embargo, no dejaba en fijarme en la cara que se le estaba poniendo a A., y por esa razón me esforzaba por escuchar al mismo tiempo la conversación del trío aquel.

Al comienzo, cuando el gol de Pujol, estaban quejándose de Cospedal, y hablando, esto lo entendí muy vagamente, de subvenciones agrarias y cosas por el estilo. Luego, cuando P. me estaba preguntando por el momento en que Pepe pisaría la mano de Messi, filosofaban sobre lo difíciles que resultan de entender las mujeres, pero que ante el frío negro que acaba de instalarse al fin, nada mejor como ir de putas. Declaró entonces uno, el más viejo -yo le calculo unos sesenta- que él tenía pensado ir esa misma noche a visitar a alguna, en Chinchilla: 

-¿Sabéis si  estará hoy la Mariasun?-les preguntó a sus compañeros.

-No-le contestó el más joven -unos cincuenta y cinco-, la Mariasun se ha ido con el marido para Barcelona. Y ya siguieron glosando, a grandes voces, lo bien que se estaba, una tarde de invierno, en los brazos de una mesalina acogedora. 

Luego, cuando ya nos íbamos a marchar, el más joven regateaba con el dueño el precio de las consumiciones, que le parecía muy alto.

-Pero si llevas aquí desde las cuatro y ya son la nueve y media...¿Qué quieres, que te lo regale?

Y el hombre se reía como un bobo, y luchaba con los billetes, que no parecían querer abandonar el abrigo de la cartera...


2 comentarios:

  1. Ay¡¡¡los bares, donde se bebe sin sed. Es la falta de amor la que llena los bares
    Una anécdota:
    Una noche de parranda, francachela, jarana, pita y gota ..
    Con chica catalana, un vasco, una rusa, el de Burkina Faso que nos quería vender unos collares, uno de Jaen…. Y más que no me acuerdo
    Va y suelta un amigo mío todo ebrio, borracho, tocao del ala, tostao:
    “los bares son las agujas que enhebran España”
    y se quedó tan ancho. Antológico-homérico el zagal.

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  2. La novia del marinero
    de tanto esperar se cansó
    y se lió con el cantinero
    y el marinero se dio al alcohol
    ¡ay! niña de mis amores
    cuando arrecie el temporal
    antes de darme por muerto
    búscame en el bar

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