jueves, 19 de enero de 2012

La moda

Ayer, mientras P. estaba en la academia de inglés, nos acercamos A. y yo hasta Correos, a mandar unos paquetes. A. había salido de casa un poco antes, para llevar a P., mientras yo terminaba de rematar los bultos y les ponía las direcciones. Me esperó en la puerta de la academia. Cuando me vio llegar, lo primero que me dijo fue:

-Pero cómo traes esa bufanda, ¿no ves que no pega con este chaquetón?

Y colgándoseme del brazo, continuó:

-Y esta camisa de pana, ¿no te das cuenta que te queda más larga que el chaquetón? ¿Y qué camiseta llevas debajo?, ¿ la verde? Vaya facha... Desde luego, qué poco cuidado tienes con estas cosas...

Entonces yo le contesté que si una combinación de colores como la que uno llevaba la viese en un desfile de modelos, no le parecería mal, y que lo de la camisa que salía por debajo del chaquetón, lo encontraría moderno, original... 

-No compares, por favor- me pidió.

Le expliqué que, desde hace ya mucho tiempo, la moda nos ha liberado a todos, y que ya podemos vestir como mejor nos parezca, y le recordé aquel jersey suyo que todo el mundo pensaba que se había puesto al revés, porque se le veían las costuras, y que resultaba que no estaba al revés, nada de eso, sino que era así, original y moderno, y que jamás le dijo uno una sola palabra al respecto. Hasta un niño la avisó una vez: "Señora, lleva usted el jersey mal puesto". Y que ya sabe ella que los niños, como los locos y algunos borrachos, son los únicos que dicen la verdad. 

Esta conversación la mantenemos A. y yo cada cierto tiempo, cada vez que ella cree que lleva uno unas prendas que no casan en absoluto las unas con las otras. Entonces yo le contesto eso de la libertad de la  moda moderna y le recuerdo lo de aquel jersey suyo mítico que no estaba al revés aunque lo pareciese. Finalmente, A. me mira como si fuese idiota, suspira y hasta la próxima vez.




2 comentarios:

  1. Lo cierto es que la moda es un asco, y que me perdonen Versace, Dior, Chanel y demás individuos del gremio.
    Pero es que no entiendo cómo es posible que en los años en los que yo estudiaba la ESO (y sólo hace un par de añicos), cuanto más grande fuera la campana de tu pantalón, mejor. Y ahora tenemos que ir con los vaqueros tan apretados, que poco falta para que los llevemos como tatuados.
    ¡Viva el chándal y las zapatillas de estar por casa!

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  2. Y tuviste suerte de no llevar puesta la chaqueta de muerto. Te entiendo perfectamente. Resistiremos. Yo aguanto todavía sin ponerme un chandal el domingo.

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