martes, 8 de febrero de 2011

Los diarios de Iñaki Uriarte

Oímos hablar de ellos muy elogiosamente en un par de sitios. Así que se los encargamos a Auxi y en apenas una semana ya los  teníamos  entre las manos. Los ojeamos un poco y decidimos ponernos a su lectura de inmediato. Nos han gustado tanto que ahora que los hemos acabado nos da una lástima muy grande tener que abandonarlos, y volvemos a ellos una y otra vez, releyendo esta o aquella página. Nos ha gustado mucho el personaje -los diarios solo se pueden leer si te cae bien el que los firma-, ese lector incansable que cita una y otra vez a sus autores favoritos ( Montaigne, Borges, Ferlosio...) y nos va contando algunas pequeñas cosas de su vida, encuentros con amigos, recuerdos de infancia y juventud, las historias neoyorquinas de su familia ... También algún que otro pensamiento, expresado todo con transparencia y buen gusto. Escribe con tanta naturalidad que da gusto seguirle, y parece, cuando abres el libro, que lo que va a comenzar es una buena conversación con un amigo sabio, bueno y descreído.


Sentimos también, al leerlo, cierta envidia - no sabría decir si sana- de esa vida suya de rentista que no se ve obligado al trabajo y puede viajar, leer y vivir sin esa servidumbre. De esa vida de escritor sin libros -hasta ahora-, que publica sus críticas literarias en el periódico y presenta de vez en cuando los de otros, amigos suyos. Lo único que no compartimos con él es esa afición suya por Benidorm, que sin embargo cuenta y alaba con una gracia y un encanto que uno no creía posible con semejante asunto. Lo demás nos parece todo muy inteligente, sensato, lúcido..., casi estamos seguros de haberlo pensado nosotros alguna vez pero no haberlo sabido escribir. Por ejemplo, se lamenta Iñaki Uriarte: " Con lo fácil que es no escribir un libro malo"; y nosotros, en nuestro cuaderno azul, habíamos escrito, hace unos meses: " Llevo escritos multitud de libros... en sueños o imaginados. Si considerásemos que los sueños, o las fantasías, también forman parte de la vida, entonces podría considerarme verdaderamente un escritor. Sin embargo, de esta manera carecemos de pruebas materiales: ejemplares de esos libros nuestros en las ferias del libro de las ciudades de provincias, en la sección de saldos de unos grandes almacenes, en una caja de naranjas de un puesto en el Rastro, en un rincón perdido de una biblioteca... Y es mucho mejor así. Absuelto por falta de pruebas. Crímenes perfectos".

En otro lugar describe sus diarios: "Estos apuntes: como un juguete. Como esos trenes eléctricos que algunos adultos instalan en una habitación entera". Y, aunque bastante más pobres y como de hojalata, así sentimos también los nuestros, y hasta estas entradas del blog a las que dedicamos un ratito cada tarde.

En fin, que no nos separamos mucho de este libro, y procuramos tenerlo siempre a mano, muy cerca, como a los mejores amigos.

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