martes, 22 de febrero de 2011

Maxi Rodríguez

Sabemos de él y de su obra desde hace mucho, casi desde sus comienzos. Exactamente desde una tarde en la que le vimos poner en escena, en el viejo polideportivo de Oñón,  una de sus primeras obras. Se titulaba Ondas y aunque respetaba las tres unidades clásicas -espacio, tiempo y acción-, no hacía lo mismo con el decoro, ya que se trataba del monólogo de un joven maestro en paro que se encerraba en el váter del piso familiar, con su guitarra y sus sueños, para ponerse a salvo de una realidad cruda y hostil. Una obra llena de humor y amargura. La había escrito y, aquella lejanísima tarde, la representó él mismo, en un pequeñísimo y desangelado salón de actos, para media docena de espectadores.

Luego nos enteramos de que había ganado el Marqués de Bradomín para jóvenes dramaturgos; leímos encantados su Oé, Oé; supimos de su trabajo como guionista en series como 7 vidas, que tantas risas nos regaló; y como guionista y actor de la película Carne de gallina, hilarante y terrible al mismo tiempo, rodada en el valle de Cenera.



Desde hace unos años leemos los diálogos que escribe regularmente en La Nueva España, maravillosos todos, donde retrata con una fidelidad asombrosa el particular carácter del asturiano de las Cuencas (mineras), y su modo de hablar, tan local y característico que no puede ser más universal. (Como comprobarán un poco más abajo, el asturiano es una lengua tan española que cualquier habitante de cualquier otra comunidad autónoma es capaz de entenderla sin dificultad).



Estas navidades me llevé una alegría enorme cuando descubrí que los habían editado, todos esos diálogos, en un pequeño libro, de esos que nos gusta llevar en el bolsillo. Me lo regalé a mí mismo.
Ahora, de vez en cuando, van a colgar, en la página web del periódico, una representación de esas conversaciones imaginarias. Otro regalo. ( Les pongo aquí abajo el primero, con un pequeño glosario de términos que tal vez alguien no conozca).




Pixín: En castellano rape. Este pez, la mayoría de los asturianos solo lo conocemos de los chigres y sidrerías, cortado en porciones y rebozado en harina. Se usa mucho, en esos lugares, en frases como la que sigue: "¡Camarero! Vamos a tomar una de fritos de pixín, tres chorizos a la sidra y pastel de cabracho. ¡Ah!, y pon un par de botelles de sidra".

Oricio: Equinoideo conocido comúnmente como erizo de mar, muy consumido en Asturias en los mismos chigres y sidrerías citados en la entrada anterior.

Chigre: Bar.

Charrar: Hablar en demasía, sin ton ni son ni fundamento.

Falo o Falín: En Asturias, hipocorístico de Rafael. Se usa con toda naturalidad, sin rubor ni vergüenza.

 *                                                           *                                                               *

Uno siempre le debe agradecimiento, por muchas razones, a mucha gente. Pero seguramente a quien más se lo debemos es a aquellos que nos han hecho reír con ganas. Y con Maxi Rodríguez tenemos una deuda muy grande desde hace ya muchos, muchos años.

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