miércoles, 23 de febrero de 2011

Quiet town

El sábado, aprovechando que a P. le habían invitado a un cumpleaños, nos fuimos A. y yo al cine. Yo quería ver Valor de ley; ella, Primos. No hace falta decir cuál acabamos viendo. Barajamos, antes de decidirnos, la posibilidad de Pan negro, pero a ninguno de los dos nos apetecía un drama tan tremendo (al salir, unas señoras muy mayores que sí se habían atrevido, se hacían lenguas de lo bien que estaban reflejados la miseria y el horror de aquellos años).





Yo albergaba ciertos recelos. Además, esa misma mañana había leído en el periódico un comentario muy despectivo sobre esa comedia. Decía que con películas así era normal que el cine español no lo quiera ver la gente ni en pintura... Aunque hace ya cierto tiempo que no le hago mucho caso a lo que digan ciertas gentes en el periódico ( especialmente desde que escribo una vez al mes en uno), esa crítica no me ayudó nada.


La cosa no comenzó muy bien. Una escena que nos pareció demasiado larga... Sin embargo, poco a poco nos fuimos sintiendo más cómodos hasta terminar con una sonrisa en los labios y una sensación muy agradable... No es, desde luego, una obra maestra, y probablemente habrá muchos a los que les pueda parecer muy poca cosa. Tal vez. Pero el caso es que pasamos un buen rato, y eso ya es bastante.

Lo que más se nos ha quedado grabado es la canción que abre y cierra la película y funciona como un leitmotiv a lo largo de ella. Nada más llegar a casa la busqué  y desde entonces no hago otra cosa que escucharla una y otra vez, y  voy tarareando por las esquinas este hermoso canto a la vida retirada, esta melódica y dulce alabanza de aldea.

Nos gusta tanto, que la traemos aquí no una, sino tres veces. Que la disfruten.









2 comentarios:

  1. Tranquila ciudad, bonita canción,redonda,armónica. Me ha gustado.Como el hombre tranquilo (gran película). Lo que yo quiero decir, sin embargo, es que me parece muy mal (soy suave en la expresión) que en nuestra ciudad tranquila, sólo tengamos unas salas de cine y además, monopolizadas por una empresa. Mal vamos

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  2. Me alegro de que te haya gustado. Sobre lo de los cines llevas toda la razón. Sin embargo, aquí al menos nos queda la Filmoteca. Conozco capitales de provincia que, con todos su premios principescos y solemnes, ya no tienen ni es. Solo centros comerciales y un montón de salas donde ponen las mismas cuatro películas.

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