lunes, 21 de febrero de 2011

Prohibir

Encontré a mi cuñado encolerizado en la barra del bar. Algunos viernes, después de que P. salga de kung-fu y C. de su clase de piano, nos encontramos un ratillo todos y nos tomamos una cerveza antes de volver a casa a cenar. Como al día siguiente no hay que ir a trabajar, es como una modesta celebración familiar, un rito con el que damos las gracias por la llegada de un nuevo fin de semana.

Estaba leyendo el periódico local. Al principio pensé que el enfado sería por alguna noticia relacionada con la ley del tabaco, que lo tiene muy amoscado. Pero no. La razón del berrinche era una decisión tomada por los concejales en el pleno del jueves, en este ayuntamiento nuestro. Al parecer, la concejala de IU había propuesto que se retirase, de la Ordenanza Cívica que se está redactando, el verbo prohibir, que al parecer le resultaba muy feo y le traía a la memoria  épocas ominosas, y en su lugar se escribiese "No se permite...". El resto de munícipes, de los distintos partidos, aprobó por unanimidad la propuesta.


Mi cuñado bufaba: "Serán majaderos. ¿Esas son las cosas que les preocupan?, ¿en eso pierden el tiempo?"  Y se preguntaba: "Lo que no sé es quién es más bobo, si esta muchacha que ha hecho la propuesta o el resto, por decir que sí y aprobar semejante tontería".

"Más o menos por el estilo", le contesté.

"No lo sé, de verdad que no lo sé", continuó, verdaderamente enfadado.

"¿Te has leído la Ley de Igualdad que acaba de sacar la Junta? ¿No? Pues ni se te ocurra mirarla", le aconsejé. Pero no pude resistirme a recitarle uno de sus artículos, que me había aprendido de memoria:

Artículo 10

 Lenguaje no sexista e imagen pública de las mujeres.
 
1. El lenguaje utilizado por la Administración será inclusivo de hombres y mujeres, haciendo uso del femenino y masculino, o en su caso neutro, eliminando cualquier sesgo sexista, incluso los indirectos. Asimismo, se fomentará el uso del lenguaje no sexista entre los particulares."

Esto confieso que no se lo tenía que haber dicho, porque se puso rojo como una caldera, ya no pudo resistir más y se salió a la puerta del bar, a fumarse un pitillo, a ver si así se le pasaba el atragantón y recuperaba la color.

3 comentarios:

  1. Yo creo que somos o estamos idiotas o idiotos. Otra noticia que me dejó pasmado hace unos días: "Una empresa sevillana ha tenido que enfrentarse este mes a una inspección de trabajo y a la advertencia de una multa de hasta 6.250 euros si se negaba a ella a cuenta de un anuncio publicado en una web para ofertar varios puestos de trabajo de programador. ¿La razón? Una sola letra, es decir, no haber indicado en la oferta de empleo que era para cubrir una plaza de programador/a, lo que podría contravenir la Ley de Igualdad. El Ministerio de Trabajo, realiza centenares de investigaciones a empresas de toda España para velar por la igualdad."

    ResponderEliminar
  2. Aunque, para problema importante el que tienen en Méjico: El fin de semana pasado se ha saldado con cuarenta muertos en Ciudad Juarez. Un disparate. Eso sí es un problema, no el de la bicicleta/bicicleto...

    ResponderEliminar
  3. Efectivamente, amigo Jesús.Lo peor de todas estas majaderías es que distraen de lo esencial e importante, y no se hace nada que de verdad resulte eficaz y sensato.

    ResponderEliminar