viernes, 11 de marzo de 2011

Viaje de vuelta

El martes, antes de volvernos, salí solo a dar un paseo por mi pueblo. Encontré a la gente muy bajita, como si  todo el mundo hubiese menguado. No me pareció extraño. En realidad, en mi pueblo lleva encogiendo todo desde hace ya mucho tiempo.

Delante de los paneles donde se cuelgan las esquelas del día se agolpaba mucha gente, que estiraban las piernas y se ponían de puntillas para ver mejor quiénes se habían muerto.

Luego, ya en la estación, volvimos a ver a Pedro Civera, el clásico actor, que al igual que a nosotros ya se le acababan las vacaciones.

Llegó el tren con puntualidad suiza y, con la misma precisión cronométrica, fue devanando los kilómetros, monótono y ciego, hasta aquí, que no es Asturias pero en la estación nos esperaba A. 




3 comentarios:

  1. bueno, pues el próximo viaje a Graná, no?

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  2. Por supuesto. Ya tenemos reservado el hotel y muchas ganas de ir a verte.

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  3. Viaje de vuelta también para mí, aunque con menor kilometraje no con menos lejanía. Es un verdadero placer estar de nuevo en el sillón de mi salita, viajando contigo sin billete, sin maletas por deshacer, en tren (que es mi medio natural, como sabes) y, sobre todo, sin ninguna prisa. Esto lo da la convalecencia.

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