"Asturias, paraíso natural", dice la vieja publicidad institucional para atraer a los turistas. No sé qué pensaran estos, después de pasarse por allí. Sin embargo, no existe paraíso sin infierno o, al menos y a pesar de lo que diga el cura esquiador, purgatorio. Para mí, Asturias será siempre un paraíso verdadero, un pequeño reino feliz al que siempre volveremos; el lugar del que, de algún modo, nunca nos hemos ido. Pero en esta ocasión el paraíso se convertía a veces en un pequeño purgatorio. Porque aunque fueron días felices y plenos, a cada paso nos dábamos cuenta de la falta de A. Y sin ella, ni Asturias ni ningún otro lugar puede ser un paraíso.
Acercarse para recordar y distanciarse para añorar lo que hemos dejado. Sólo los que estamos fuera somos capaces de percibir la necesidad de la ida y el ansia del regreso.
ResponderEliminar¿Será esta una nueva manera de ser? Al menos, es la nuestra.
Acercarse para recordar y distanciarse para añorar lo que hemos dejado. Sólo los que estamos fuera somos capaces de percibir la necesidad de la ida y el ansia del regreso.
ResponderEliminar¿Será esta una nueva manera de ser? Al menos, es la nuestra.
Muchas gracias por tan hermoso comentario, compañera.
ResponderEliminarEl otru extrañamientu, la ida, la ausencia y el regresu, hermanu. Les "aes" tan necesaries. Nada ye igual si me faltes tú...dicen las canciones. Y dices, con razón, que el paraísu tien que contar con elles. Un abrazu.
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